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Los fantasmas de mis ex novios

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Elijo el título de este post inspirada por el de una comedia romántica que pasó sin mucha pena ni gloria, y en la que un fantasma canalla representado en la figura de Michael Douglas, traslada al protagonista en el tiempo para ser testigo de su comportamiento con respecto a sus relaciones sentimentales. Podría decirse que la película pretende seguir el modelo narrativo del cuento de navidad de Charles Dickens, donde pasado, presente y futuro se unen para rendir cuentas a un mujeriego  Matthew McConaughey. Un bodrio entretenidillo, en el que por supuesto al final se casan. Los fantasmas de mis exnovios Y no es que en este momento de mi vida tenga que revisar mis cuentas pendientes con mis “exnovios”, no creo tener ninguna, de corazón lo digo, pero sí me apetecía hacer repaso por algunas de ellas para buscar un patrón común, en caso de que lo hubiera. ¿Que por qué? Pues no sé, ¿por entretenimiento? Tenía unos 15 años cuando tuve mi primer novio. Un novio de esos que roz...

8.581 Kilómetros

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La distancia en línea recta a Ciudad del Cabo son 8.581 Kilómetros, sin embargo, yo tuve que recorrer más de 14.000 en avión para llegar a mi destino. Así, tras más de 17 horas de vuelo con una escala de por medio y las consecuentes horas de espera en el aeropuerto, llegué a Cape Town. Los objetivos de mi viaje eran varios, los más prácticos y la versión corta de la historia era básicamente, que buscaba tener un plan atractivo y diferente para mis vacaciones, a la par que aprovecharía para mejorar mi nivel de inglés.Otras de las intenciones que cargué en mi maleta de 25 kilos hablaban de encontrar un punto de inflexión, buscar el botón de reset en otro continente, comprar como souvenir un nuevo contador a estrenar, para después enterrar el viejo en las tierras sudafricanas. " Es un buen plan ", lo tuve claro desde el principio. Luego, una vez allí, ocurrieron otras cosas, y la maleta que traje conmigo traía algunas ropas nuevas, pero venían apiladas junto a las viejas.  ...

De porqué me gusta “él que hace la barbacoa”

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En una conversación típica de mujeres, y ahora que mi situación personal invita a ampliar el abanico de temáticas sobre las que interesarnos, hablábamos el otro día de cuál sería el prototipo de hombre ideal para cada una de las presentes. Yo no fui muy original en mi respuesta: inteligente, divertido, “buena gente”… no me esmere mucho en contestar en ese momento.  Por estas cosas de la vida, días después asistí a una barbacoa, y recordé esta conversación encontrando una nueva respuesta mucho más tangible y explícita. “¡A mí el que me gusta es él que hace la barbacoa!”. Me explico y detallo. Imaginad: Pleno mes de agosto, sobre las 14 hrs. Típica reunión de amigos a la que está invitado hasta el Tato, porque es bien sabido que una barbacoa despierta siempre el buen rollismo y la generosidad… y además, le gusta a todo el mundo. Todos los comensales beben, conversan, se ríen… Unos, sentados en torno a la mesa de plástico verde militar sobre la que se posan varios cuencos de...

Nueve de agosto

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En una cocina que a duras penas superaba los 2 metros de ancho, y sentada sobre una mesa de aglomerado de color vainilla han tenido lugar muchas de las conversaciones más importantes de mi vida.   El ritual de entrada en la estancia era prácticamente siempre el mismo. Apoyada sobre las palmas de mis manos: una en la mesa vainilla, otra en la encimera de la cocina; me balanceaba con los pies colgando, para acto seguido, y sin esfuerzo, sentarme sobre la mesa, con mis pies a varios centímetros de distancia del suelo, y mis rodillas ocupando el espacio justo para que ella pudiera circular libremente por el escueto pasillo de la escueta cocina mientras preparaba la comida o fregaba los platos. Sólo quien haya estado en esa cocina, sabe hasta qué punto no exagero. En esa mesa me sentía como una princesa en su trono dando un discurso real ante la atenta mirada de una súbdita fiel que alaba sus historietas, y aunque a ratos también me amonestara, siendo yo una princesa respetuosa...

Definiendo estado…

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Suena el despertador: 7.10 hrs. Me desperezo muy rápidamente, ya que apuro cada minuto del sueño antes de verlo interrumpido por el sonido de la alarma del móvil. De manera automática, comienzo a hacer todas esas rutinas que se han vuelto mi monotonía en las últimas semanas, y que no distan mucho de las que hacía en los últimos años (ducharse, arreglarse, sacar al perro). 40 minutos después, salgo por la puerta, y en los escasos 10 minutos a pie que me separan del trabajo, y en esa necesidad que siempre me acompaña de exprimir el tiempo al máximo haciendo la mayor cantidad de tareas posibles simultáneamente, PIENSO. Pero pensar no en plan que voy a comer hoy o tengo que ponen una lavadora esta tarde, sino pensar en plan autodiagnóstico terapéutico de tres al cuarto, y me pregunto: Hoy, ¿cómo estás?, o dicho de otra manera menos natural, ¿cuál es tu estado hoy?  Estado de alarma, estado de excepción, estado de sitio  Ante todo y para arrancar con una confesión, reconozco...

Resucitar al violinista

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En una conversación reciente, un amigo me dijo que el amor, superada cierta edad, surge y se vive de otra manera. Que es más calmado e incluso interesado, desde un punto de vista positivo, porque no existe un interés velado. Decía que existe una necesidad mutua, y digamos que simplemente os encontráis, comprobáis que tenéis puntos de vista similares, igual manera de entender la vida, y un objetivo vital común que a grandes rasgos, justifica sobradamente la “transacción”.  No era un planteamiento nuevo para mí, pero nunca había estado muy de acuerdo con él, porque yo creo en princesas prometidas y en caballeros valientes  que nos rescatan de los príncipes sapo. Así que descarté totalmente dar valor a esta hipótesis, para evitar sembrarme dudas nuevas. Pero el run run persistió…y el run run es un sonido molesto que no deja lugar al descanso. Forzada por lo incesante del fastidioso ruido, me he visto obligada a recapacitar sobre ello para intentar despejar dudas y deshacer el n...

Lo que pasa cuando no pasa nada

Tras meses de sequía literaria, me decido a escribir un nuevo post con la fiel convicción y compromiso personal de que voy a recuperar la regularidad en la actualización del blog. Pero está claro que no puedo empezar a escribir 4 meses después de la última vez, como si nada hubiera motivado esta “desconexión”. Además, no es una reacción propia de mí hacer como si nada, yo siempre doy la cara. Y con la honestidad que considero es parte inherente a lo que soy, no puedo sino al menos comentar lo que ha pasado, respetando las limitaciones que corresponden, teniendo en cuenta el lugar en donde se hacen. Podría decir que la causa ha sido la pereza, la falta de tiempo, la ausencia de inspiración… Todas ellas serían respuestas que podríamos catalogar de “aptas para todos los públicos”, además de fáciles. Y no quiero decir que “lo fácil” me disguste, ¿por qué renunciar a las respuestas fáciles cuando rara vez se presentan?, lo que pasa es que cuando “lo fácil” no puede serlo, simplemen...