Lo que pasa cuando no pasa nada

Tras meses de sequía literaria, me decido a escribir un nuevo post con la fiel convicción y compromiso personal de que voy a recuperar la regularidad en la actualización del blog.

Pero está claro que no puedo empezar a escribir 4 meses después de la última vez, como si nada hubiera motivado esta “desconexión”. Además, no es una reacción propia de mí hacer como si nada, yo siempre doy la cara. Y con la honestidad que considero es parte inherente a lo que soy, no puedo sino al menos comentar lo que ha pasado, respetando las limitaciones que corresponden, teniendo en cuenta el lugar en donde se hacen.

Podría decir que la causa ha sido la pereza, la falta de tiempo, la ausencia de inspiración… Todas ellas serían respuestas que podríamos catalogar de “aptas para todos los públicos”, además de fáciles. Y no quiero decir que “lo fácil” me disguste, ¿por qué renunciar a las respuestas fáciles cuando rara vez se presentan?, lo que pasa es que cuando “lo fácil” no puede serlo, simplemente no lo es y, como diría aquel.. además es imposible.

Lo cierto es que la respuesta adecuada sería, no tanto lo que ha pasado en los últimos meses, como lo que pasaba antes de que, claramente, todo pasara. De hecho, ahora desde la sabia perspectiva del tiempo, pienso que la respuesta a lo ocurrido estaba en lo que pasaba cuando no pasaba nada, y que ha sido el caldo de cultivo perfecto para todo lo que ha pasado después (aunque suene a trabalenguas). No voy a contar mucho, porque tampoco importa ni es el lugar, pero lo que sí puedo hacer es, como en otras ocasiones, reflexionar a modo de ejercicio personal y hacerlo en voz alta, por si a alguien le sirve.

Hasta la fecha yo pensaba que la vida va fluyendo en un estado plano de normalidad (sea cual sea la normalidad de cada uno, que eso ya es harina de otro costal), y que de repente ocurren cosas que nos obligan a definir nuestros caminos y tomar decisiones sobre la marcha empujados por la obligación de no poder permanecer impasibles ante el abismo.  Como comentaba antes, mi perspectiva a día de hoy es bien distinta, y es el resultado de uno de los aprendizajes que me llevo conmigo después de todo. Hay que estar siempre alerta y no eludir señales por evitar salir de tu zona de confort… porque cuando parece que no pasa nada, es cuando pasa todo, y ¿lo que ocurre después?, es la tormenta que descarga, porque ya no queda otra.

Estoy de vuelta… por la cuenta que me trae. Gracias.

Comentarios

  1. Decir tanto sin detalles,sin explicaciones ...esa eres tu mi bloguera favorita; feliz por volverte a leer y esperanzada porque esa tormenta descargo, limpio el ambiente y te trajo de vuelta. Ademas como tu dijiste: a partir de cero ya solo puedes sumar...¡¡sumemos pues¡¡

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