50 sombras de Grey, la gran película que trajo una gran decepción

No tengo duda de que para el 99% de las mujeres que hemos leído 50 sombras de Grey, la película será un fiasco, incluso aunque no seamos las fans número 1 de esta trilogía. Y no sólo porque es más “para todos los públicos” que el 1, 2, 3 en los tiempos de Mayra Gómez Kemp,  o porque Dakota Johnson muestre menos sensualidad que Ruperta, sino porque no tiene ni luces ni sombras. Grey es un tío opaco, sí, pero por inexpresivo, no porque demuestre de verdad tener sombras, yo diría que de las 50 poco menos que muestra ¾  en la insulsa  escena del final cuando se advierte ligeramente complacido por atizar con el cinturón a su sumisa. Es el único momento en que me cae mal, el resto no me cae.

Leí el otro día que Melanie Griffith no iba a ver la película por pudor a descubrir a su hija de esa guisa… luego vi la película y no entendí nada. Literalmente hay media tetilla, 2 microsegundos de culo (que resulta que es de una doble), y una imagen lejana de lo que parece ser vello púbico (que también he leído que se añadió en posproducción, y debe ser que optaron por el estilo afro para reforzar la naturaleza virginal de la muchacha, no sé qué tendrá que ver el tocino con la velocidad, pero no lo explico de otra manera)… y ya está, fin, nada más de contenido potencialmente “censurable” a los ojos de tu progenitora. Melanie puedes ver la peli con total tranquilidad y en compañía de Estela del Carmen, juro que nadie saldrá traumatizado por ver un pubis de mentira.
Sin embargo, si a la chica se le ve poco, a él NO SE LE VE NADA. Cagada monumental, y  que mosquea mucho, el que Grey enseñe menos carne que la madre superiora, y no es que tenga especial interés en ver al muchacho en todo su esplendor (personalmente no me resulta atractivo, su personaje le hace parecer tonto de remate, y eso por más tableta de chocolate que tengas, siempre resta sex-appeal), sino que una vez más se vuelve a evidenciar una fuerte discriminación sexual en las películas de Hollywood.  Dakota y sus dobles hacen una peli, que podemos calificar de ligeramente “picante”, mientras que Dorman podría formar parte del atrezzo del cuarto rojo porque no aporta nada.

Imagino que quizá porque el resultado final no ha sido muy satisfactorio, leía hace poco que el protagonista masculino no va a rodar la segunda parte de la trilogía, y que de hecho, la directora de esta primera parte también se descuelga para la segunda. Lógico, el resultado es una ful, ¡Cuánta expectación desperdiciada! Igualmente están haciendo caja, pero a ver a quién engañan (más allá de las carpeteras del mundo) para que vuelvan a ir al cine a ver más de lo mismo.

De todas formas, como criticar por criticar no es constructivo, y vista la espantada del elenco y la dirección, aprovecho este foro para proponer a la autora del libro (E.L. James), que probablemente es lectora habitual de este blog, algunas innovaciones para la siguiente entrega, como por ejemplo, que ésta la dirija Almodóvar. ¿Qué falta teta?, ¡te vas a cagar! ¿Qué falta salami?, ¡vas a soñar con el ataque de los pepinos de la huerta murciana! ¿Qué quieres darle una dosis de realidad y costumbrismo a la película? ¡Qué la mejor amiga de Anastasia Steel sea Rossy de Palma, y que se vayan juntas a hacerse las inglés brasileñas!


En mi opinión, a la película le faltan en general  muchas cosas para llegar a cumplir con todas las expectativas que ha ido sembrando desde que se comunicó que se llevaría al cine hace ya más de dos años. Pero sobre todo le falta verdad, y le sobra artificio. Como producto comercial cumplirá con su cometido, sin embargo, destroza de golpe las dos principales virtudes que podemos atribuir al libro: era diferente y enganchaba. Aunque reconozco que ahora me surge la duda de sí realmente el libro siempre fue así de superficial, y no lo supe hasta que lo vi en película.

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