Madre Primeriza - Lactancia Materna, uno de los mayores logros de mi vida
Ya sé que el titular suena exagerado, pero si tuviera que hacer un listado de cosas difíciles, complicadas, que he hecho a lo largo de mi vida, dar el pecho a mi hija estaría entre las 10 primeras.
La historia de mi lactancia comienza mucho antes del nacimiento de mi hija. Como madre prevenida vale por dos, yo, como tantas otras mujeres aplicadas, leí mucho y asistí tanto a mis clases de preparación al parto, como a los talleres de lactancia, semanas antes de que naciera mi bebé. Luego di a luz, llegué a la habitación de la Paz, y una enfermera ruda me dijo “enséñame los pechos”. Acto seguido sentenció: “dile a algún familiar que te compre pezoneras”. “Pezoneras????Vade retro Satana” (ya me habían avisado que las pezoneras son caca cuando quieres amamantar a tu bebé). De todas maneras, borracha aún por la medicación y el agotamiento de más de 24 horas de parto, obedientemente encargué mis pezoneras, aunque no las usé hasta llegar a casa en un momento de desesperación.
Durante nuestra estancia en el hospital, la puse al pecho bastante, pero le di suplemento porque tenía claro que la niña sacar, no sacaba nada, ni el ansiado “oro líquido”, que es el calostro. Por supuesto, las expertas dirán que una madre puede alimentar solo con su leche a su hijo desde el mismo momento en que nace. Yo no lo dudo, pero en mi caso, quería posponer la presión de alimentarla con lecha materna en exclusiva hasta la llegada a casa. Y así lo hice. Llegamos a casa con solo 1 toma de formula preparada en el hospital. No teníamos biberones, ni latas de leche, ni chupetes. Mi madre resolvió el problema, y compró todos los avíos pertinentes. Entre ellos, una lata de fórmula que tarde un mes en empezar, a pesar de que muchas veces sentí que podía ser mi salvación. Estaba absolutamente dispuesta a que mi hija se alimentara solo de pecho aunque me costara sangre, sudor y lágrimas (literalmente así fue).
Todo el mundo lo dice. Al principio la tienes colgada del pecho todo el tiempo, pero no sabes hasta qué punto es así, hasta que te ves comiendo sentada en una mesa rodeada de gente y tu hija colgada de la teta porque no hay otra manera de calmarla. ¿Y dónde estaba el pudor? Aquello que dije de “yo la teta no me la saco en cualquier lado”…jajaja ya, ya, espérate a tener un bebé berreando en tu regazo y ya verás si te despelotas a la velocidad del rayo haya quien haya delante.
Tardé mucho en encontrarle el truco a la lactancia, y en ese camino, hubo momentos de intenso dolor y de un cansancio extenuante. La estampa idílica de una madre amamantando a su hijo mientras se miran fijamente a los ojos envueltos en un halo de amor sin límites, estaba muy lejos de la realidad. Pasaron meses hasta que algo similar ocurrió. Cada vez que tenía una obstrucción y me daban unos pinchazos que solo se quitaban con antinflamatorios, hubiera querido darle a mi matrona con el puñetero “vínculo” en la frente. Ella misma, en un alarde de compasión y creyendo que estaba al borde de la depresión postparto, me comentó la opción de que mi hija hiciera una de las mil tomas nocturnas en biberón. Por supuesto, esta alternativa me la planteó a solas, sé que jamás me lo hubiera propuesto delante del resto de compañeras del grupo de lactancia. Pero a esas alturas, ya la niña no contemplaba la idea de tomar un biberón pudiendo tener su alimento fresco, así que comenzó a dormir en la cama con nosotros porque para mí era la única forma de descansar algo porque se pasaba la noche mamando. Y así seguimos aún hoy, casi 10 meses después. Yo que no era nada fan del colecho, no veo otra alternativa a mi descanso. Además, recibiendo muchas críticas por ello, que casi lo cuento pidiendo perdón al mundo por tener esa asignatura de la maternidad pendiente:
- ¿Ya por fin duerme en su cuna?
- No, es que es echarla y se despierta.
- Claro, a lo que le habéis acostumbrado (MALA MADRE, les falta añadir).
Visto todo el esfuerzo que ha supuesto en mi caso la lactancia, confieso que a veces me identifico con las madres que tienen cierto sentimiento de superioridad por dar el pecho a sus hijos. Puede parecer que hacemos alarde de ello, pero después de todos los contratiempos, dolores, desvelos y el enorme sacrifico que es aún hoy para mi la lactancia, me niego a quitarme ese "galón". Tampoco mi intención es desmerecer a las madres que optan por el biberón, creo que esta alternativa es igual de respetable; y sé que muchas veces no se puede, y toca recurrir a la leche de formula. Sin embargo, este post va dedicado a las madres que, como yo, viven o han vivido la lactancia con amor y sufrimiento a partes iguales. Aún recuerdo a mi matrona diciéndome que usando las pezoneras obligaba a mi hija a invertir mucho esfuerzo en succionar y que era probable que gastara más fuerza en mamar que la energía que le proporcionaba la leche que extraía (ahora vas y lo cascas). Por supuesto, 5 días después del parto y con mis pezones en carne viva, aquella afirmación fue tal mazazo que puso en grave riesgo mi lactancia. Automáticamente dejé de usar las pezoneras, y tuve muchas dudas sobre si sería capaz de continuar.
Para no alargarme más, porque el tema de la lactancia daría para escribir y escribir; y por si alguna futura mamá está leyendo esto, solo les diría que apliquen el sentido común, que lo intenten pero sin obsesiones, que esa tendencia extrema de la teta o la vida no beneficia ni al bebé ni a su madre. Desde luego, optar por dar el pecho marca rotundamente tu maternidad. Lo cambia todo, con sus cosas buenas y no tan buenas. La responsabilidad de alimentar a tu hijo, se convierte en una responsabilidad únicamente tuya, y la presión que sientes por si ha cogido peso cuando acudes a las primeras revisiones del pediatra, no la había sentido desde que hice selectividad y necesitaba la máxima nota posible para elegir la carrera que quería. Pero la mayor presión nos la ponemos nosotras, deberíamos ser más indulgentes con nosotras mismas, más aún en un estado tan frágil como es el postparto.
Hola Bloguera por sorpresa acabo de leer esta historia tuya de la lactancia y me siento muy identificada, soy madre de dos niños y los dos han tomado teta hasta el año y año y medio y mi sacrificio me ha costado. Creo que merece la pena pero me han criticado por usar pezoneras también cuando tenía heridas y por usar el sacaleches. La sociedad se ofende cuando ve una madre dando el pecho en el parque y no lo entiendo, te hacen sentir culpable cuando es algo muy natural y necesario. Es dificil la lactancia pero tambien engancha. No vuelves a vivir ese momento con tu hijo y es algo unico la verdad. No hagas caso de las criticvas y haz lo que te dicte el corazón. Muy bueno tu blog
ResponderEliminarMuchas gracias! Tomo buena nota de tu consejo, y es que hacer lo que te dicte tu corazón o seguir tu instinto, que es lo que dicen muchas madres, es lo mejor que puedes hacer. Por otro lado, sigo recibiendo presiones porque mi niña aún toma pecho con más de 14 meses, pero se me acerca a pedírmelo y yo me veo incapaz de negárselo. Es de ella, pienso...Que me culpen de exceso de apego si quieren, yo creo que el amor de una madre no tiene límites, y tampoco se los quiero poner en algo tan natural como la lactancia (mientras se pueda, claro). Gracias por leerme!!
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