Madre Primeriza – Puerperio: "Esto no es como me contaron"
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El antes y el después, tras un parto de 24 horas. Mi cara lo dice todo. |
Pues eso, que yo fiel a mi naturaleza de persona optimista,
estaba dispuesta a llevarle la contraria a todas las madres recientes del mundo
y poder escribir en este blog, como hoy lo hago, un post titulado “un Puerperio
feliz es posible”. No obstante, como
podéis comprobar, el titulo es otro bien distinto.
Gala, mi hija, es la niña más preciosa y maravillosa del mundo, no tengo duda de eso, pero también destaca en otros campos: es nerviosa, apenas duerme y vive en un bucle continuo de tomas infinitas, y teniendo en cuenta que lucho por mantener la Lactancia Materna Exclusiva mientras pueda, esto resulta especialmente duro. En conclusión, mi empeño de experimentar un puerperio feliz se ha visto truncado por lo inevitable: la realidad.
Parece mentira a estas alturas, caer en el tópico “esto no
es como me lo contaron”, cuando hoy más que nunca tenemos tanta información sobre
la maternidad. Yo además, complementé mis conocimientos con la asistencia a
talleres de lactancia cada miércoles durante las ultimas 6 semanas de embarazo,
además de asistir religiosamente a las clases de preparación al parto. Ante esto solo puedo pensar que, o bien yo no
supe escuchar y leer entre líneas para entender la magnitud de lo que se
aproximaba, o bien realmente no me contaron las cosas como realmente son. Quizá sea un mix de ambas
cosas, lo más probable. La famosa amnesia postparto que viven las madres y que
les hace a muchas repetir la experiencia, unida al subidón de hormonas y la excitación de la futura madre de traer una
nueva vida al mundo, se conjugaron para enmascarar la realidad de lo que iba a
acontecer.
Hoy 2 meses después de nacer mi bebé, el primer consejo que
le daría a una futura madre NO es “aprovecha y duerme ahora”. El sueño NO es
acumulativo, duerme lo que quieras/puedas (dormir en la recta final de embarazo
no es tarea fácil). De hecho, si duermes
mucho luego sentirás aún más nostalgia de ese bien perdido. El primer consejo sería: va a ser mucho peor
de lo que te esperas, pero sobrevivirás y merecerá la pena. Como hacerte la
depilación con cera, salvando las enormes distancias, el tirón duele, pero pasa
rápido y el resultado compensa.
Las dificultades por las que he pasado estas primeras
semanas están aún recientes. Muchas perduran: dolores de la lactancia y falta
de sueño, por ejemplo. Otras están más o menos superadas: mi niña ya no tiene
cólicos, y nos entendemos mucho mejor cuando llora, además, ya me he recuperado
totalmente de la cesárea. Pero si hay
algo que me sorprendió muchísimo cuando di a luz, y que no tiene nada que ver
con lo que me contaron, es el sentimiento de amor hacía el nuevo ser. Yo quise
a mi niña desde el momento en que la vi (antes también, claro, como dice mi
madre “desde que el predictor da positivo), pero no sentí ese amor infinito que
te sobrepasa, y me siento culpable al confesarlo. El amor ha ido creciendo día
a día, y ahora sí me siento profundamente enamorada de ella, cada día más. Pero
en mi caso, aquí también aplica el dicho “el roce hace el cariño”.
A las 2, 3, 4 de la madrugada he visto pasar el reloj, hora
tras hora, con un bebé enganchado a mi pecho. Para sobrellevar la vigilia y
distraerme del dolor, me he entretenido ojeando en Instagram las fotos y
comentarios que compartían las madres recientes en busca de imágenes que me
sugirieran empatía y comprensión. Y nada
más lejos de la realidad, lo que he visto en sus instantáneas me ha hecho
sentir una madre anti natura. Esas fotos
de madres amamantando en la penumbra (con filtros en blanco y negro para darle
más enjundia al evento), acompañadas de comentarios del tipo “muero de amor aunque lleve días sin dormir
más de una hora seguida y se me estén cayendo los pezones a trozos”, me
hacían pensar que igual algo fallaba en mí. Yo no moría de amor ante ese
escenario, más bien moría de tristeza por no saber cuánto podía durar esa
etapa. De hecho, aún no ha terminado, pero la cosa ha mejorado notablemente. En
primer lugar porque yo lo vivo con mayor resignación, pero también porque las
dos nos hemos adaptado y ya nos conocemos mucho mejor. Ella es mejor hija y yo
mejor madre. Es una cuestión puramente de aprendizaje.
Espero mi testimonio pueda ser útil para alguna futura
madre, por si trascurrido el gran acontecimiento pudiera sentir que esto no es
como se lo habían contado. Desgraciadamente, no todas vivimos la maternidad
como las super madres de Instagram que cuentan con cientos de seguidores.
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