Madre Primeriza - Semana 7 de Embarazo

La primera vez que te vi


Desde el momento en el que supe que estaba Embarazada seguí el protocolo habitual. El primer día laborable fui a mi médico de cabecera que me dio cita para hacerme una analítica, también para visitar a la Matrona y un volante para el ginecólogo tocólogo.  Cuando me llamaron a los 3-4 días para citarme con el especialista, me dieron cita para 5 semanas después, lo cual me pareció un millón de años y por tanto una locura y una irresponsabilidad para con mi salud como mujer gestante. Una indignación absoluta que padeció el teleoperador que me dio la cita, sin inmutarse demasiado. Con el paso de las semanas entiendo un poco mejor que el procedimiento sea este, pues cuando estas embarazada de muy pocas semanas la falta de latido puede alertarte de que algo va mal cuando simplemente es que a causa de su tamaño aún no es posible escuchar su corazón. La cuestión es que para una mujer embarazada, una madre primeriza, esperar 5 semanas para saber que todo va bien, es un mundo. No te puedes permitir ilusionarte, y cada dolor, pinchazo, sensación extraña te alarma de que algo no funciona. En la semana 6 llamé de urgencias a mi matrona muy asustada porque tenía un dolor localizado en el ovario izquierdo, me tranquilizó al decirme que en principio sería normal si no se intensificaba o lo acompañaba de manchado. Da igual, pasas mucho miedo prácticamente todo el tiempo, así que decidí no esperar y pedí cita en una clínica privada.

Por fin llegó el día de comprobar que efectivamente había un proyecto de vida en mi útero. Fui a la Clínica Delta en la  calle Conde de Peñalver, y por 80€ (no tengo seguro médico), me hicieron una ecografía bastante completa (aunque el embrión medía poco más de 1 centímetro).  Fue un dinero bien invertido que me dio la tranquilidad que necesitaba para esperar la primera ecografía de la seguridad social.

Ecografia 7 semanas Embarazo
Ecografía de 7 semanas Embarazo




Y esa fue la primera vez que lo vi. Podría decir que fue un flechazo, que sentí que lo querría para siempre y que nada nos separaría nunca… pero lo que realmente sentí fue un gran alivio al comprobar que era real. Esos segundos que transcurren desde que empiezan la exploración con el ecógrafo hasta que escuchas el latido, se hacen eternos. Cuando por fin lo oí, pensé que me daría un subidón de amor materno, que lloraría o al menos se me saltarían las lágrimas de la emoción, pero no, el alivio fue la sensación predominante. Supongo que es como el que oposita y tiene que pasar varios exámenes hasta conseguir su plaza. Cuando apruebas el primer examen te sientes satisfecho pero sabes que aún queda un largo camino hasta alcanzar tu meta.  Yo estoy opositando para madre, y de momento parece que progreso adecuadamente. 

¿Quieres saber cómo empezó todo? Semana 4 y 5 de embarazo


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