La niña se rompe
Más de 3 meses ha tardado en salir este post. Y no porque no
estuviera en mi cabeza desde el principio, pero lo tenía callado, esperando que
doliera un poco menos. Aún así lo empiezo, sin saber si lo concluiré porque ya
comienzan a brotar las lágrimas.
“Cuidado con la niña que se rompe”, te advertía la abuela
antes de salir por la puerta camino a los Quintos, con mi petit suisse para la merienda en una
bolsa. Yo no sé si tendría más o menos 5 años. Y nos montábamos en tu furgoneta
y cantábamos hasta desgallitarnos “La chata piringuela”. Este es uno de los recuerdos más felices de
mi infancia. En casi todos estas tú. En
el circo, en la feria, en el Albaida… un abuelo excepcionalmente joven que puso
todo su amor y sus ganas en cultivar una preciosa historia de amor con su
nieta. Y ahora que se va, ahora es
cuando la deja rota.
No hace mucho me decías, “cuanto te he disfrutado”, y sí, cuanta razón, “cuanto nos hemos disfrutado”. Y me reprocho no haberlo hecho más ya adulta, pero ocurre a menudo, te das cuenta de cuánto querías algo cuando lo pierdes.
La última vez que nos vimos me contaste lo enfadado que
estabas con el mundo, de ver el dolor de las familias que sufrían por no poder
dar de comer a sus hijos. Me dijiste que unos días atrás viste pedir a la
salida del supermercado a una mujer joven. Tanta vergüenza viste en su
semblante, que enseguida detectaste cuan grande debía de ser su necesidad y lo
desesperada que debía sentirse. "Miraba
al suelo, como pidiendo sin pedir…” me decías. Pienso que se te daba bien eso
de observar y ver más allá, virtud difícil de encontrar en estos tiempos. La
hiciste entrar contigo a que comprara comida para sus hijos. Cuando cogió un cartón de leche, tú le
hiciste coger 5 más, aceite, arroz, legumbres…Tú con una pensión mínima que a
duras penas te daba para llegar a final de mes, le compraste varias bolsas de
comida. Tristemente, no conozco a muchas personas que tengan estos gestos. Mientras
me contabas esta historia, me recordabas las necesidades que pasaste desde muy pequeño. Y aunque ya las conocía, cada vez que las contabas, siempre había
nuevos detalles que las hacían aún más duras. Qué vida tan difícil, vaya
curriculum te llevas Sr. Sedano… y una marca en tu corazón tan grande, que lo
dejó sentenciado hará muy pronto 3 años.
Nunca te di las gracias por tanto amor. Se da por hecho que
los abuelos quieren a sus nietos, pero la calidad de tu amor hacía mí
sobrepasaba todos los estándares, y así lo sentí hasta el final y desde que
tuve uso de razón. Es tan poco común
encontrar un amor así, tan incondicional, tan ciego, incorruptible, ese amor
tan especial que te hace sentir tan única, y yo lo recibí de ti. Siempre sentí
que nos unía un lazo especial, y ahí no había competencia. He sido tan
afortunada de tenerte en mi vida…
Cuesta creerlo,
hacerse a la idea de no verte más, y justo ahora que tanto tengo que
contarte. Y faltó tan poco para poder compartirlo juntos. A veces pienso que fue
tu regalo de despedida para mí.
Me llevo mucho mucho de ti, y le hablaré de ti a tu bisnieto
o bisnieta, y cada vez que le lea
cuentos te los leeré a ti también, para que te quedes a dormir con él y veles
su sueño.
Ni te diré adiós, ni hasta luego, ni hasta pronto, porque he
decidido que te quedas aquí conmigo.
Comentarios
Publicar un comentario