No dejes de pedalear


Cuando comienzas una sesión de spinning, y siempre hablando desde la perspectiva de un perfil muy amateur como es el mío, te marcas un objetivo, un tiempo, un trayecto y un ritmo. Estos son los KPIs o indicadores de desempeño, sobre los que pivota el alcance de tu logro.  El objetivo podría ser la quema de calorías, el tiempo es el que individualmente te fijas para alcanzar tu meta que suele estar muy estandarizado (no es habitual hacer sesiones de spinning de más de 45 minutos), el trayecto son los kilómetros que progresivamente recorres aunque sea de manera virtual, y finalmente el ritmo o la velocidad a la que pedaleas, es la combustión que hace posible todo el proceso.

Yo llevo unos meses retomando esta afición, y me ha parecido que podría resultar un buen símil para ejemplarizar lo que es la lucha diaria por la superación en situaciones límite, y que podría inspirar a alguien, empezando por mí, a no tirar nunca la toalla. La superación es desde luego algo difícil porque requiere más que un esfuerzo, es un sobreesfuerzo,  y no siempre estás preparado para darlo porque la fuerza tristemente no es bien inagotable. Y aunque esto es así, por otro lado, la superación no deja de ser un autoaprendizaje, porque nadie conoce sus límites hasta que los pone a prueba, y precisamente cuando los pones a prueba, cuando crees que no puedes más, es cuando descubres que solo tú marcas tus límites.


Volviendo a la parábola del spinning, debo reconocer que unas dos o tres veces por semana experimento esa sensación de no poder más cuando traspaso la barrera de los 30 minutos sobre mi bici estática, pero sé que puedo más porque ya he tenido esa sensación antes y la he superado. Sin embargo, llegas al minuto 35 y alguna duda te asalta, ¿será esta vez distinto? Aflojas el ritmo ligeramente, pero sabes que así no funcionará, el ritmo no puede bajar, en cada clase debería subir aunque sea muy poco a poco, y aprietas los dientes y retomas la marcha a la velocidad óptima. El trayecto en ese momento poco te aporta, y lo sabes, es una sesión de spinning, no disfrutas del paisaje, no es ciclismo, sólo eres tú compitiendo contigo mismo. Así que el trayecto está simplemente porque es una consecuencia de todo lo demás. Viene el minuto 40, y suele pasar que cuando ves que se acerca la meta sacas fuerzas de flaqueza de donde sea para encarar los últimos minutos con entereza. Una buena canción ayuda porque te evoca a esos momentos en los que no pedaleas y por unos segundos olvidas que estas agotado, y pedaleas y pedaleas. Minuto 45, ¿acabamos ya? No, aún no, porque aunque el tiempo que te habías marcado para cumplir tu objetivo cuando subiste a la bici se ha agotado, aún no lo has alcanzado, necesitas 5 minutos más. Si bajas ahora sentirás que no has llegado, que debías haber dado más, así que continúas. Tus piernas por pura inercia no se detienen, pero te lo piden a gritos: “sácanos ya de este bucle”, reclaman. 5 minutos son sólo 300 segundos, ¡cómo no vas a ser capaz de aguantarlo! Pedalea, pedalea, pedalea…


Lógicamente todo es más fácil encima de una bicicleta estática, tienes un contador que te marca el tiempo y el progreso para llegar a tu meta. En la vida no hay un display chivato que te dé pistas y te informe de en qué minuto estas, así que sólo te queda pedalear, pedalear, pedalear… “Sin dolor no hay gloria” dicen los deportistas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Madre Primeriza - Primeras Notas de la Guardería

La auténtica historia de Don Limpio

Madre Primeriza – Primer día de Guardería