Estreñimiento emocional
Hace unos días, y a propósito del pesimismo o el mosqueo
latente, asistí casualmente a una charla sobre la felicidad y el coeficiente de optimismo
de Emilio Duró. Un señor peculiar que está teniendo al parecer bastante éxito
en sus conferencias, lo que le ha convertido en algo así como un gurú de la
felicidad. A mí personalmente me gustó, aunque creo que estoy tan de acuerdo
con él como en desacuerdo. El caso es que la cosa iba de reflexionar sobre la
felicidad, y esto siempre me parece una buena idea. El señor Duró, además de decirnos que a partir de los 40 comenzaba la cuesta abajo para todos y que sí o sí tenemos que tener hijos para que nuestra existencia tenga sentido, lanzó otro mensaje que me parece más relevante por ser más objetivo,
y es que todo es mucho más sencillo de lo que parece y que debemos aprender a
darle importancia a lo que realmente la tiene. Cierto que sobre la teoría
parece fácil, pero sobre la práctica, eso es ya harina de otro costal.
Es evidente que Duró no acaba de inventar la rueda, pero me gustó que me trajera de nuevo a la memoria algunos descubrimientos personales que hice hace tiempo. Recuerdo que hace ya unos cuantos años, llegué a la conclusión de que cada persona tiene una energía limitada, que como las pilas al final se agota, y que esta energía debemos invertirla en lo que realmente merece la pena pues es finita. También me repetía a menudo cuando era más joven, que las cosas buenas que piensas/sientes sobre alguien, debes decírselas sin pudor, porque si no al final se pierden y mueren. Digamos que estos sentimientos u opiniones
positivas, pueden transformarse en pequeños regalos sin coste que desaprovechas al no compartirlos.
Dejando a un lado la fuerte carga de
endulzamiento juvenil e inexperto que estas seudo-teorías llevan implícitas,
debo reconocer que ya entonces era muy lista…lástima que luego tampoco haya ido
a mucho más.
De vuelta a mi estado recurrente de irritación, tengo claro
que debo diseñar un plan, YA, que me devuelva más pronto que tarde mi capacidad
de relativización que era un escudo potentísimo para mantenerme en equilibrio. Estoy
en ello, y voy tocando distintos palos. No puedo revelar mucho más detalle por
el momento, pero me comprometo a anunciarlo cuando dé con él, porque daré. Quizá a alguien le resulte útil.
Finalmente, desde aquí mi más sincero apoyo y comprensión a los que como
yo, padezcan un momento de estreñimiento emocional…y lejos de querer ser escatológica,
estad por seguros que al final, es cuestión de tiempo.
Te deseo mucha suerte en encontrar esas barritas de fibra que te hagan mejorar ese "transito" emocional. Como bien has dicho, lo primero es identificar que hay un problema y que ese rol "punki" desaparezca sin tampoco ser "flower power"
ResponderEliminarSiempre he sido un poco "punki", pero reconozco que antes me costaba poco desconectar de este estado de ánimo. Gracias por seguirme. Esperemos que las barritas de fibra lleguen pronto :D
Eliminar¡¡¡todo llegaraaaa¡¡¡¡¡¡....estamos en la época del pesimismo igual que hubo otra del renacentismo,..... romanticismo.... por citar las mas significativas para mi....
ResponderEliminarEfecto dominoooooooo,Ley de Murphy, o como le queramos llamar da igual lo importante es que sabes que tanto el estreñimiento emocional como el otro van seguidos de una relajación total de un "porfin" o de: ¡¡¡¡lo conseguiiiiii¡¡¡¡¡ así que como bien dices es cuestión de tiempo....¡¡animo¡¡que ya queda menos, claro eso si los Mayas se equivocaron en sus predicciones sino solo tienes unos cuatro días...¿te quedan barritas?????
Quién dijo que fuera fácil, no? Ya sabes que a mi el invierno siempre me puso de mal humor. Gracias por tu apoyo incondicional!
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